Eso, precedido de un "pucha amiga", fue el comentario de mi amigo Zam luego de compartir con él algunas imágenes de chiquillos -a mi gusto- agraciados del mundo televisivo/farandulero/rockero/etc. Zam es dentrífico y tiene una pequeña fijación por las mandíbulas de la gente, siempre dice de qué tipo es cada una. A mí me dejó de preocupar cuando dijo que mi cara era del tipo "no sé qué II", y eso era aceptablemente bueno.
Ejemplo de trastorno del desarrollo maxilofacial, William Fitchner de Prison Break. El trastorno está en lo "hundido" de su mandíbula...
Yo no creo que tener problemas con el desarrollo maxilofacial sea tan grave. Porque bueno, es feo tener un "gusto" tan desviado, no? O por último no, pero qué penca que uno de tus mejores amigos vaya a considerar feos a los locos potencialmente gustables para tí. Entonces me puse a pensar en la frase de Zam, y de ahí tomé la palabra "trastorno" porque "maxilofacial" es una palabra que resuena poco en mí, o sea que no tengo idea de nada del universo maxilofacial. Y entonces, descubrí que trastornos de otros órdenes de desarrollo son bastante más decisivos en la vida, por ejemplo tener un trastorno del desarrollo del torso (ser encorvado) o del desarrollo del lenguaje (carecer del don de la palabra) o del desarrollo de la simetría (ser cojito), etc. Luego me puse a pensar en los trastornos que -excluyendo a los físicos y observables- son los más evidentes de todos; los psicológicos.
Bueh, aquí va (jeje). Uno no puede andar con un chiquillo que padezca esquizofrenia. ¿Por qué? Porque uno se da cuenta altiro cuando lo está conociendo y una de las primeras sensaciones que el sujeto le provoca es miedo; porque no se puede entender ni cercanamente bien con él, o porque le habla de cosas bizarras, o porque la confunde a uno con un sombrero (the man who mistook his wife for a hat, caso psiquiátrico del cual entiendo que Travis sacó el nombre para su 2º disco). Pero uno SÍ puede andar con chiquillos de todo el resto del espectro trastornístico. Y buena parte del tiempo sin darse cuenta, aspecto en el que radica la gravedad del asunto -mención aparte merecen los casos en que uno sí se da cuenta, pero por "equis" motivos continúa "en relación". Desglosemos. Ojo la premisa básica acá es no generalizar. No patologice a toda la especie sólo porque coincida alguna descripción. Además tome en cuenta que usar categorías es bien feo y sólo responde a una necesidad de orden. Ok desglosemos.
Uno puede andar con chiquillos medio histéricos. Los hay de los que van al mall y resultan más marqueros que uno. Los hay bien obsesos con la imagen, por ej un gótico producido puede perfectamente ser histeriquillo. Los hay de pronto bien sensibles, poniendo sus emociones en el centro de la interacción/relación/dinámica. Esto se acerca bastante al prototipo tan en boga del "niño niña" que las niñas buscan evitar.
Están por otro lado los niños paranoides. A este grupo pertenecen los celópatas que le complican la vida a uno. En este reducto de los problemas psicológicos, encontramos a gente con una capacidad increíble para leer entre líneas....más aún, adivinar como "ideas" más inconcientes del otro....por supuesto no adivinan las propias....y bueh se pasan mil rollos; hay que reconocer que en ocasiones fundados....por ejemplo pueden "captar" que su mina muere por Christian Bale aunque ella no lo demuestre, y luego andar cagado de miedo porque apareció un compañero de trabajo igualito al Batman actual (quién no quisiera tener uno).
Y para no alargarnos más, uno puede andar con chiquillos limítrofes. No se debe en verdad, pero se puede. Acá el mundo se divide en 2 polos, prácticamente en cualquier orden de cosas. Las cosas están bien o están mal, eres reina o eres bruja, te aman o te odian (o no te pescan), eres perfecta o no tenís ni-un-brillo, y también pasa que en general o son felices o desgraciados, o lo van alternando, pero uno a la vez. Igual tienen un lado positivo algo amplio; por ejemplo son autoexigentes, nada de mediocridad....y si se deciden por esta última, son tan decididamente mediocres que no lo parecen, sino que da la impresión de que optaron por un estilo de vida "diferente".
Bueno, todo esto para concluir que de verdad hay trastornos que pueden complicar la vida, algunos evidentes, otros medio ocultos, y que, como partí diciendo, los más visibles no son necesariamente los peores. Podemos condimentar agregando que inclusive dentro de la gama de trastornos "psicológicos" es posible hacer ciertos arreglos para mantener dinámicas de interacción con sujetos que los padecen. Pero definitivamente si se opta por esto último, hay que estar demasiado atento a uno mismo; a sus propias señales y reacciones, y no desoírlas. No olvidar jamás que el cuerpo es la herramienta más elocuente con la que contamos, que el amor propio es el recurso protector más potente, y que la inteligencia es el diamante en bruto que jamás se debe dejar de pulir ni, mucho menos, dejar de poner en relación y al servicio de nuestra salud psíquica.
Suena un poquito a manual de autocuidado....y es que a veces hace falta.
Pa cerrar este tremendo soliloquio (lo conversé conmigo misma mientras escribía), e insistiendo en la idea de no generalizar y de que todo en la vida tiene "niveles y matices" (lo patológico también), agrego que a propósito de salud mental masculina, no sé por qué últimamente he estado escuchando casi pura música con voces femeninas.